Entrevista con Maite Redín, escritora, directora y actriz: «Mi objetivo es captar la atención de todo el patio de butacas»

En primer plano, la actriz, dramaturga y directora, Maite Redín Detrás, de izquierda a derecha las actrices Ainhoa Ruiz y Nerea Bonito y el actor Mitxel Santamarina.

Por Icíar Irurtia Orzaiz

Casilda tiene mucho de su trayectoria vital. De su experiencia en el mundo de las artes escénicas. De la importancia del proceso y no del resultado. Y del trabajo y la ilusión por lograr los sueños. Porque Maite Redín Orzaiz (Pamplona, 1969), dramaturga, directora y actriz, también remó contra viento y marea para dedicarse a lo que más le gusta: crear, dirigir y actuar. Como la autora explica, «la historia de Casilda habla de lo que va a gozar bailando y de lo que va a aprender, aunque no llegue a ser una gran bailarina famosa. Se habla del camino y no de la meta, del proceso y no del final». Charlamos con la autora de «Casilda entre cartones» para que nos desvele parte de su proceso creativo.

TD. «Casilda entre cartones» cuenta la historia de una niña de ocho años, de sus sueños, de su dolor, de sus relaciones… ¿Tiene algo de autobiográfica?

M.R. No es autobiográfica, porque a mi no me ha ocurrido eso: no he pasado veranos en casa con dolor y pendiente de una operación. Pero sí es una experiencia que he vivido de niña. Conocía a una persona a la que le ocurrió eso. No vivía las vacaciones como lo hacía yo: tenía un problema en una pierna que le obligaba a pasar por el quirófano y no podía disfrutar como los demás. En su vida, había momentos de subidón y otros de dolor, que le hacían marcharse a casa. Por eso, en Casilda busco momentos en los que el dolor es importante . Sin duda, su experiencia vital me marcó.

T,D, Como autora, ¿cómo construye sus personajes?, ¿cómo los define?

M.R. Yo empiezo imaginando un personaje principal y todo lo que le sucede. Y, a partir de ahí, imagino una situación y los personajes van entrando, van solos. Conversan, interactúan… Y escupo y escupo y voy escribiendo todo. Luego, releo y limpio. Y, cuando termino, veo que todos los personajes tienen algo de mí.

TD. En los personajes de «Casilda entre cartones»,¿hay también algo suyo?

El padre de Casilda,, que tiene miedo a todo, soy yo. La madre, a la que gusta tener todo controlado, soy yo. La necesidad que tiene Casilda de ser lo que quiere ser, actriz, aunque no triunfe y no alcance la fama.. También soy yo. Y la prima cómplice podrá ser mi prima Amaya y también podría ser yo. Cuando escribo, no me cuestiono nada. Me meto en la situación y me imagino que soy un voyeur que lo observa todo y lo escribe.

TD. Todos están muy bien perfilados.

M.R. Es que, yo escribo todo todo lo que me imagino. Y el material que no utilizo en la obra lo guardo. Porque, en los ensayos, puede servir al actor para definir el personaje, para construirlo. A veces,voy escribiendo una lista de palabras que considero importantes y luego se las voy dando a los personajes: dolor, miedo, complicidad, hartazgo, esperanza… Está muy claro quién es la protagonista -Casilda- y los antagonistas -el padre, la madre, la doctora y la profesora- que son los que sujetan a Casilda y no le dejan cumplir sus sueños: bailar o ser actriz..Y hay también unos personajes que le ayudan: la abuela, la ardillita…

TD. Es una comedia musical, divertida, con una niña como protagonista, pero idónea para todos los públicos…

M.R. Sí. Yo cuando escribo lo hago pensando en teatro familiar. Intento que esté escrito a capas: una para los de cuatro o cinco años, otra para los de ocho, nueve o diez años, otra para los padres y las madres y otra para los abuelos y las abuelas. Necesito que todos se sientan parte de esta historia. Para mí, el papel de los abuel@s es fundamental. Por eso, en esta obra, para mí es importante que el abuelo materno y la abuela paterna se pongan de acuerdo para que ésta pueda venir a pasar el verano con Casilda. También es reseñable la reacción de la madre ante la imposibilidad de su padre de atender a Casilda, porque se va a Benirdorm… «¡Qué egoísta!», dice ella. Me parece importante que el público adulto tenga esa lectura y que los niños y las niñas lo vean. Ese es también un poco el fin de escribir a capas: que cada uno va a recoger los suyo, lo que le identifique o le involucre.

TD. Está claro que esta obra no está escrita sólo para un público infantil…

M.R. Yo no sé distinguir entre escribir para unos o para otros. A los niños y a las niñas les importa lo mismo que al público adulto. Y tienen las mismas necesidades afectivas. Aunque el mensaje debe ser más generoso. También me parece que la comicidad, en la obra, es importante. No hay cosa que dé más gusto que ver a las tres generaciones riendo a la vez. Verlo es un placer, porque eso llena.

TD. Entonces, con esta obra quiere llegar a…

M.R. Todos. Quiero recoger al patio de butacas entero. El reto es lograr que, en una obra de teatro que entendemos como familiar, no tengamos al público adulto entretenido con el móvil o pensando en la lista de la compra. Esa es mi ilusión, mi objetivo cuando empiezo a escribir una obra.

APUNTE. Maite Redín Orzaiz (Pamplona,1969) inició su formación artística en Pamplona, en la Escuela Navarra de Teatro, donde completó sus estudios de Arte Dramático. En Madrid, se formó en la academia de Arnold Taraborrelli , profesor de danza contemporánea. «Fue un maestro con mayúsculas.Aprendí mucho de baile, de teatro y de la generosidad del actor: si tú disfrutas, debes compartir ese disfrute con el espectador». Y fue, precisamente, este profesor quien le animó a regresar a Pamplona para comenzar su trabajo como actriz. «En Madrid estaba rodeada de actores que no trabajaban como tales: eran profesionales de casting y de la formación. En Pamplona, tenía contactos y proyectos para iniciar. Se lo comenté y él me comprendió.». Taraborrelli le instó a dejar la capital y regresar a su ciudad natal: «Por lo poco que te conozco, creo que lo que quieres es ser actriz y no famosa. Así que, márchate de aquí». Maite Redín lleva veintisiete años dedicada a las artes escénicas. Hasta 2012 formó parte de Producciones XXL y desde entonces es socia de Tdiferencia. Dramaturga desde 2007, ese año obtuvo el premio del certamen de Textos teatrales infantiles organizado por el Ayuntamiento de Pamplona. Con más de diez obras escritas, ha participado, como autora y directora, en «Otras miradas, otras escenas» del Teatro Gayarre. En 2021 presentó su obra «El labertinto de Juana Inés» en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

Entrevista con Mitxel Santamarina, actor: «No hay que dejar escapar los sueños, porque son el motor de nuestra vida»

Icíar Irurtia Orzaiz

En «Casilda entre cartones», el actor vizcaíno interpreta al padre y a la abuela de Casilda. Dos personajes -hijo y madre- con carácteres opuestos que logran un acercamiento al final de la obra.

En apenas setenta minutos, ha encarnado a la abuela más aventurera, entrañable, divertida, optimista y cariñosa. Y a un padre protector, bueno, preocupado por su hija y deseoso de que alcance la felicidad. Mitxel Santamarina Albizúa (Gernika, 1985) llega al espectador con sus interpretaciones, cargadas de sentimiento, de humor, de música y de reflexión. Es un padre centrado en el bienestar de su hija, deseoso de que supere su próxima operación y de que su calidad de vida mejore. Y, también, una abuela divertida empeñada en que su nieta alcance sus sueños. Mitxel Santamarina es hijo y es madre en una misma función. Dos personajes de lo más opuestos que, por la felicidad de Casilda, acercan posturas y logran la reconciliación.

TD. «Casilda entre cartones» es una comedia musical, ¿podría decirse que orientada al público infantil? Porque, también tiene mucho que decir al público adulto…

M.S. Sí. Yo creo que es una obra musical familiar, porque trata un tema que le ocurre a una niña, pero también desde el punto de vista de sus padres y de su abuela. Se aborda de un modo en el que los padres se van a sentir muy identificados. Yo diría que es una comedia más familiar que infantil.

TD. En esta obra, da vida al padre y a la abuela de Casilda, dos personajes casi antagónicos. ¿Cómo se prepara uno para ello?, ¿cómo construyó los personajes?

M.S. Si, es cierto. Dos personajes muy diferentes. Para construirlos me centré en la búsqueda de habilidades diferentes para cada personaje, maneras de moverse y posturas distintas. La voz es también muy importante: dotar de voces propias a cada personaje para que éstos se aprecien. Y, por supuesto, con las indicaciones de Maite Redín, la directora, en los ensayos. El padre es un buenazo y su madre le saca de sus casillas, no la quiere ni ver, porque le revoluciona. La madre es más exagerada, más teatral, le da más importancia a lo artístico. No se pone límites. En cambio, el padre sí. Él considera que lo que le sucede a Casilda es una limitación. La actitud de la abuela es opuesta y hay un conflicto.

TD. En esta obra, la abuela comprende a Casilda, sin embargo, no entiende a su hijo… El padre se encuentra entre ante una madre enérgica, aventurera y atrevida; una esposa preocupada y una hija soñadora.

M.S. Sí. Nos pasa a veces. Que las personas tenemos contradicciones. La abuela siente que es más responsable del hijo que de su nieta y, también por eso, tiene otro tipo de relación, porque advierte que en ese rol distinto ha podido equivocarse. El hijo no siente el apoyo de su madre, porque percibe que ella quería fuese parecido a ella y que, por eso, le cuesta aceptarlo. Por eso, a la abuela le resulta más fácil comprender a Casilda, porque son más parecidas. Su padre, sin embargo, considera que lo mejor es que estudie, que se forme… Él es más abierto de mente que la madre de Casilda, aunque tiene la dualidad, quizá por el miedo a enfrentarse a algo… Quiere actuar por el bien de su hija, pero no es consciente de que no le hace bien.

TD. Y, ¿qué cree que hace que el padre empatice con su hija?

M.S. La llegada de la abuela, Ver que Casilda está contenta con ella le convence de que él lo que quiere es ver feliz a su hija. Y es lo que le hace cambiar de opinión: el cambio que produce en su hija esa inyección de energía positiva. Y, por supuesto, la charla que mantienen padre e hija, en la que Casilda le hace ver que aquello por lo que sufre con su madre es lo que le está sucediendo a ella misma.

TD. ¿Llega a producirse un acercamiento entre el padre de Casilda y su madre?

M.S. Si, yo creo que sí hay un acercamiento. Están mejor. Y si hubiera una segunda parte, se apreciaría todavía más. Madre e hijo estarían más cerca y su relación sería más fluida.

TD. La obra termina con un final muy alegre.

M.S. El final musical es el colofón, está lleno de esperanza. Viene a decir que, si tienes que luchar por algo, hazlo. A veces, nos dejamos llevar por aquello que TENEMOS que hacer y no por lo que QUEREMOS hacer. No dejes escapar tu sueño, porque ése es el motor de tu vida. Se refleja con ese final tan bonito, que le da más «power». Interpretamos la misma canción que al principio, pero con otro ritmo: más divertida, más optimista. Vamos a disfrutar de la felicidad de nuestra hija.

APUNTE. Mitxel Santamarina Albizúa (Gernika, 9/10/1985) sabía, desde niño, que su vida era el escenario. Ya con once años aseguraba que él sería «teatrero». Y, por eso, comenzó a actuar en el grupo de teatro de Gernika. Allí estuvo hasta los diecinueve años, cuando tras el primer cásting profesional, comenzó a enlazar papeles hasta la actualidad. Al mismo tiempo, el actor vizcaíno, afincado en Bilbao, ha completado su formación artística con talleres de teatro musical e improvisación. Comenzó a trabajar con Tdiferencia en septiembre de 2021, dando vida a la abuela y al padre de Casilda, en la comedia familiar «Casilda entre cartones»,escrita y dirigida por Maite Redín.

«Casilda entre cartones»: un espectáculo para toda la familia

Icíar Irurtia Orzaiz

Casilda tiene muchos sueños. Quiere pintar, viajar al espacio, actuar sobre un escenario y cantar. Este verano, Casilda anhela bailar.. Aprender a mover su cuerpo al ritmo de la música y acompañada de su «prima guay». Su salud, los médicos y sus padres no se lo ponen demasiado fácil. Pero Casilda no se rinde fácilmente. En sus ocho años de vida, su pierna le ha obligado a luchar. Ahora, le toca sumar fuerzas para disfrutar del verano de su vida.

Porque ella ya tiene el verano planeado. Disfrutará de las fiestas del pueblo de su tío, asistirá a clases de baile y exprimirá sus vacaciones entre piscina, juegos, amigos y primas. Sueña con ello hasta que su médico y sus padres le dicen lo contrario. El mes de junio es el mejor momento para operar su pierna, como en años anteriores. Tendrá el verano para recuperarse -en casa- y en septiembre podrá volver al colegio. «Bien, bien, ¡lo estamos haciendo bien!», cantan satisfechos la doctora y sus progenitores. Sin advertir el disgusto de la niña, su esfuerzo por hacerse escuchar y su frustración por ser ignorada. Su prima sí le comprende. Y le ayuda. Le escucha y le hace reír. Y acompaña a Casilda en su empeño por posponer la operación hasta después del verano. Cuenta además con la ayuda de su abuela, que aterriza en su casa como un torbellino y pone patas arriba a toda la familia.

Una abuela aventurera

Esta comedia musical, escrita y dirigida por Maite Redín, protagonizada por Ainhoa Ruiz en el papel de Casilda y producida por Tdiferencia está dirigida a toda la familia. En setenta minutos, la obra desgrana las ilusiones de una niña, su sufrimiento y la aceptación de su enfermedad, el miedo de unos padres, la osadía de una abuela y el deseo de todos ellos de que Casilda sea feliz. Y todo aderezado con música, voces bonitas y coreografías de lo más divertidas.

Al igual que los padres de Casilda, los demás también nos equivocamos. Queremos lo mejor para nuestros hijos, aquello que consideramos que más les conviene. Y, en ese afán protector, a veces nos olvidamos de ellos y no reparamos en si aquello que deseamos les hace feliz. Deseamos que no sufran, que no se hagan daño: que no salten, que no corran y que no trepen. Que estudien mucho y que aprendan idiomas. Por eso, todos necesitamos una abuela como la de Casilda: enérgica. osada, divertida, cariñosa, optimista, aventurera y entrañable. Que nos remueva por dentro, nos abra los ojos y amplíe nuestra mirada. Suavice nuestro carácter, facilite nuestras relaciones y nos haga más felices.

«Casilda entre cartones» se estrenó en octubre del año pasado. Ainhoa Ruiz es Casilda, Mitxel Santamarina da vida al padre y a la abuela, Maitane Pérez interpreta a su madre y a su muñeca y Nerea Bonito es la «prima guay», el osito de peluche y la doctora. En la representación en euskera, el elenco se completa con Jaione Urtasun («prima guay», osito de peluche y doctora).

El teatro: un bonito regalo para l@s niñ@s

«Peter Punk».

En apenas una hora, recorrió el mundo. Sobrevoló las nubes y se sumergió en un mar de agua dulce. Conoció sapos y princesas. Nadó con una tortuga y escuchó el canto de una cigarra. Fue su primera visita al teatro y también a un mundo de fantasía. Y Julieta no lo olvida. Porque los espectáculos en vivo son, para los niños y para las niñas, pura magia. Un bonito regalo cargado de sabiduría. Una gran herramienta cultural que favorece el aprendizaje de manera divertida.

Una experiencia única que permite a los más pequeños disfrutar de historias en primera persona. Llenas de luz, de música y de color. Y con personajes de carne y hueso que favorecen la interacción del público con los actores y las actrices y proporciona una experiencia a flor de piel.

La asistencia a un espectáculo teatral estimula la imaginación de los más pequeños y acrecienta su curiosidad. Además, aporta una experiencia sensorial completa, ya que la narración se acompaña de la gesticulación de los personajes, la música, las luces, la escenografía y el sonido. Por eso, muchas veces, ésta se traslada fuera de la obra y pasa a formar parte de los recuerdos, de las conversaciones y de los juegos de este pequeño público., que es capaz de dejar a un lado su uniforme colegial y convertirse en hada, pirata o mago.

Y es, precisamente, la interpretación otra gran herramienta de aprendizaje que ayuda a los niños y a las niñas a trabajar la memoria y a desarrollar su agilidad mental. Les proporciona habilidades comunicativas, mejora su capacidad de concentración y refuerza su autoestima. Hacer teatro les enseña, además, a trabajar en equipo y estimula su interés por la lectura. El teatro es, sin duda, un gran regalo para las niñas y para los niños.

«Casilda entre cartones».
«Niko el pequeño vampiro».